#Crónica: Pescadoras y pescadores jonutecos expresan su dicha porque, con Pescando Vida, sus mojarras ya alcanzaron un peso de 450 a 500 gramos
- Augura el gobernador Javier May el inicio de una nueva etapa de comercialización con productos acuícolas
A orillas del río Chico, unos veinte hombres y mujeres jonutecos recibieron al Gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez, quien después de atender en audiencia pública al último habitante del poblado Los Pájaros se encaminó por una vereda hasta descender a la vega, donde ya estaban unos cayucos listos para zarpar.
Las pescadoras y pescadores de agua dulce, beneficiaros del programa Pescando Vida querían mostrarle sus cultivos de mojarra, colocados en jaulas de 3 por 3, sumergidas en el brazo que forma en este lugar el gran río Usumacinta.
En medio del animado grupo se encontraba el técnico que los asesora, el ingeniero Benjamín Mediba, con una gorra que no ha impedido que su cara se haya tostado por el sol. Como si no se notara, el técnico revela que en Los Pájaros hay felicidad porque la gente es muy trabajadora y lo hace unidamente.
El resultado es que, por primera vez en décadas, el río Chico brilla por su limpieza a largo del poblado. Y es verdad, en las cortas laderas del cauce no hay desechos y las jaulas de los cultivos parecen flotar sobre la superficie como balsas descansando a la sombra de los sauces, tintos y bitzes.
El técnico asegura que ese mismo ánimo se sienten los otros productores que viven en Playa Chiquita I y II, los Giles, Cocoyolar y Trinidad y Catalina.
«Buenos días, ¿cómo van?», les preguntó el Gobernador frente al primer criadero. «¿Se están desarrollando bien?», inquirió con mucho interés.
De inmediato toma la palabra la beneficiaria Denis Nayelli Hernández mientras el resto de pescadoras que vienen de Playa Chiquita levantaron sus cartulinas con palabras de agradecimiento al mandatario.
«Al principio, se murieron algunos alevines de la primera entrega, porque hubo sequía y el agua del río bajó tanto que no oxigenó bien, pero bendito Dios, ya las mojarras están pesando entre 450 y 500 gramos. ¡Que el Señor lo siga iluminando, Gobernador, por este programa!», se sinceró la pescadora.
Alegre, May Rodríguez apuntó: «Ya con dos mojarras se hace un kilo».
Los primeros alevines se entregaron a finales de abril. Y una segunda manjúa se entrego a mediados de julio. El subsecretario de Pesca, Pesca y Acuicultura, Guillermo Priego León señalaría después en una jaula más grande de 6 por 6, que se usará ahora para el periodo de engorda.
Ya en confianza, la pescadora Manuela Gil Díaz, de la comunidad de los Giles, agradeció a nombre de todas las mujeres que las tomaran en cuenta para Pescando Vida.
Apuntando con su brazo el límpido río, la secretaria Desarrollo Agropecuario y Pesca, Luisa Cámara Cabrales, aludió a ese olvido, señalando la causa de que el sector acuícola no hubiera sido tomado en serio en sexenios pasados. «Como aquí no es tenencia de la tierra…», suspiró.
Sonriendo el Gobernador del Pueblo se dirigió a lo que se había convertido en una democrática junta: “Pero ¿no creían, verdad? Y les adelantó otra buena nueva: Ya se está viendo la comercialización. Va a depender de ustedes ahora, de hasta a dónde quieren llegar. Ya no van a tener que irse de Los Pájaros», vaticinó.
Cuando levantaron la malla para que el Gobernador alimentara los cultivos, una robusta carpa saltó, dando piruetas en el aire. Fue evidente para locales y visitantes que los pececillos sí comen bien.
Mientras las lanchas se desplazaron sobre el agua plateada, otro beneficiario de nombre Silvestre Gil Díaz recuerda que estaba muy duro antes de Pescando Vida, “no había donde ganar, si salías te tenías que ir lejos y por meses para ganar bien. Ahora gracias a Dios y a este hombre, trabajamos todos los días. Tenemos la dicha de decir que cada mes recibimos un dinerito. Yo soy de los Giles, y tengo un hijo que se fue a a trabajar a Mérida. Le digo que venga ayudarme porque ya hay sencillito y me dice: Vamos a ver papá. Al Gobernador le doy un cien de calificación”, afirmó.
Al volver a tierra los cayucos, los pescadores y pescadoras le informan al mandatario que hay una persona en la comunidad que está interesada en poner una piscifactoría. May Rodríguez pone interés en el informe y agrega que hasta restaurantes se podrían abrir con la gran producción de pescado que habrá.
«Llévenla a la piscifactoría que tenemos, para que vea como se hace y lo implemente aquí», propone. Y mirando a la presidenta municipal de Jonuta, María Soledad Villamayor Notario, quien lo ha acompañado desde temprano en la gira, les dice a las beneficiarias y beneficiarios: «Ya ni a Marisol van a querer ir a ver». Todos ríen antes de decir adiós al Gobernador.