✍️ Eugenio Hernández Sasso
A Gerardo Fernández Noroña se le ha olvidado que el cargo de senador es una representación del pueblo y, por lo tanto, quien debe rendir cuentas y pedir perdón a los mexicanos si en el desempeño de su función ha perjudicado en vez de beneficiar a la sociedad, es él.
Y no es normalizar la violencia en contra de políticos mal vistos por muchos mexicanos; no, es simplemente que algunos como este vividor del presupuesto ha cosechado, en parte, lo que ha sembrado.
Como ejemplo podemos usar las mismas palabras del senador Noroña, quien llamó hipócritas a los periodistas que lo criticaron después de la lectura de la carta del abogado regiomontano, Carlos Velázquez de León.
“Eso sí, si tú le señalas una mentira a ciertos periodistas, se tiran al piso y se dicen agredidos, censurados o amenazados. Pero que te agredan físicamente les parece lo más natural del mundo y tú te debes aguantar. Pandilla de hipócritas”, aseveró.
Quienes han normalizado las agresiones verbales, amenazas y muchas cosas más son quienes ostentan cargos en el gobierno, a partir de 2018. Nadie puede negar que Andrés Manuel López Obrador fue uno de los promotores del discurso de odio desde el púlpito mañanero.
Ahora, a ocho meses de la presunta agresión del abogado Carlos Velázquez de León en contra de Noroña en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el ciudadano tuvo que humillarse ante el poderoso presidente del Senado de la República, seguramente para no enfrentar alguna represalia mayor.
Esto nos lleva a pensar que podría ser el principio de la forma de actuar de aquellos políticos de “izquierda”, quienes han insultado y dañado a mucha gente con acciones totalmente violentas en nombre de la democracia, pero que ahora en el poder se creen intocables.
El pueblo tiene en sus manos la facultad de permitir que se continúe con este tipo de humillaciones o terminar de una vez por todas en el 2027. El arma más letal con la cual cuenta el ciudadano es su voto.
De otra forma, cuando este país esté en la peor de las desgracias, y digo peor porque en desgracia ya está, nadie podrá decir que no sabía o que lo engañaron, pues todo México habrá notado ya que lo de narcopresidente no es solo un hashtag que se hizo viral.
Nadie podrá decir que no percibió las artimañas de los gobernantes para apoderarse del poder absoluto, mediante el desmantelamiento del Poder Judicial para legitimar la imposición de ministros y ministras de la SCJN, a través de una farsa llamada elección.
Gerardo Fernández Noroña ha demostrado ser uno de los políticos de Morena más violentos en contra del pueblo. No reconoce que en una república democrática son los que gobiernan quienes deben someterse a la voluntad y al escrutinio de la sociedad.
La violencia verbal es una forma de agresión que se manifiesta a través del uso de palabras o expresiones dañinas, humillantes, lapidarias o despectivas hacia otra persona. Esto es lo que identifica al presidente de Senado de México. ¡Qué vergüenza!
Tampoco podemos soslayar que mientras el país se cae a pedazos, en este momento Noroña es el centro de atención. Pareciera una estrategia de gobierno para desviar al pueblo de lo que verdaderamente importa.
Por ejemplo, se promueve el aborto y ahora vale más la vida de un animal que la de un ser humano, Donald Trump casi invade a México, los maestros prácticamente desquician el centro del país, los criminales mataron a dos funcionarios cercanos al poder en la Ciudad de México, Sinaloa permanece en llamas, la gente no tiene comida en sus mesas, pero el presidente del Senado está preocupadísimo por alimentar su ego con la humillación de un ciudadano trabajador.
Sassón
Pobre México. Y pensar que todavía hay quienes no tienen vivienda, se trasladan a pie, comen cuando hay y defienden a capa y espada a los que viven en verdaderos palacios, comen en los mejores restaurantes, viajan en clase premier y se transportan en vehículos blindados.