✍️ Eugenio Hernández Sasso
Definitivamente Adán Augusto López Hernández no debe estar solo, dado que existe la presunción de estar involucrado en una gran red del crimen, a través del cartel La Barredora, el cual, se presume, encabezaba Hernán Bermúdez Requena desde la Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana (SSyPC) de Tabasco.
Está semana debe haber sido más complicada que las anteriores para el líder de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado de la República, toda vez que las autoridades detuvieron a Ulises «N», apodado El Pinto, El Mamado o El 88, supuestamente segundo al mando de esa organización.
Lógicamente, el 88 debe haber iniciado un concierto desde el miércoles que todavía no finaliza -tiene mucho que cantar-, pues su repertorio es amplio. Y mientras más le aplaudan más va a cantar.
Eso debe tener muy, pero muy nerviosos a muchos políticos que seguramente no han dormido, sobre todo del Grupo Tabasco que al parecer ya había ramificado en diferentes regiones. Ya deben tener lastimadas las manos de tanto frotárselas por la ansiedad que los mantiene cautivos.
Una vez que las autoridades han empezado a jalar el hilo a la madeja, seguramente van a salir a la luz muchas complicidades, probablemente hasta dentro del gabinete presidencial, pero es la oportunidad más fuerte y clara de Claudia Sheinbaum de sacudirse todos los lastres que le dejó Andrés Manuel López Obrador.
El discurso de honestidad, combate a la corrupción y la impunidad, austeridad y demás promesas que preñaron al electorado desde 2018 se han venido desplomando y amenazan con destruir al partido en el poder.
Por ejemplo, en el gobierno pasado Alfonso Romo fue secretario de la presidencia con López Obrador y operaba una casa de bolsa que ahora es señalada de lavado de dinero.
Rosa Isela Rodríguez fue secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana con AMLO y, curiosamente, no detectó tampoco ninguna irregularidad en la conducta de Hernán Bermúdez ni su probable relación con La Barredora. Es más, ni siquiera como titular de la Secretaría de Gobernación ha percibido nada.
Aunque existía un informe del Ejército, filtrado por Guacamaya Liks, la mesa de (in)seguridad que presumió López Obrador todos los días, donde se desmadrugaban para reunirse, solo servía para echarse el mañanero (me refiero al café) porque la información importante no se nota que haya fluido durante seis años.
La presidenta Claudia Sheinbaum tiene la gran oportunidad, y debería aprovecharla, de colaborar con Estados Unidos y entregar a quienes con soberbia y arrogancia la han despreciado. Es más, algunos le han dado la espalda fingiendo estar distraídos y sus instrucciones se las han pasado por el arco del triunfo al eliminar o posponer sus iniciativas legales.
De esa manera la doctora Sheinbaum demostraría su fuerza en la Presidencia de la República, además de certificar que con las mujeres no se juega, se les colabora en todo como buenos caballeros y si no ya saben a dónde se tienen que ir todos los malos servidores del pueblo.
Otra observación que no pasa desapercibida al pueblo es que a López Obrador se le cayó el discurso de austeridad con todos los excesos cometidos por sus familia, pero eso no es todo, Morena acusó a sus adversarios de mafiosos y a ellos casi, casi se les comprueba que eso son.
Dijeron que habían acabado con el Huachicol y ahora resulta que se han hecho los decomisos más grandes de la historia, en esa materia. Octavio Romero Oropeza debe saber mucho al respecto.
Negaron pactos con criminales y el líder del Senado, Adán Augusto López, está a punto de ser llamado a cuentas junto con su escudero Carlos Manuel Merino.
Se pronunciaron durante años contra fraudes electorales y en Morena han regresado a las prácticas del pasado con la elección judicial y la coacción al voto con programas sociales multimillonarios.
Condenaron a todos los gobernantes del pasado de ser culpables de saquear al país, no han hecho nada en siete años para encarcelar a nadie y ahora los del pasado son ellos mismos.
Defiende la soberanía nacional, supuestamente, y se inclinan ante Donald Trump, quien les tira línea a diario de lo que deben hacer en el gobierno para no sufrir represalias.
Es más, al declarar terroristas a los narcos, Estados Unidos no tendría qué pedir permiso a nadie para entrar a México y arrestar a quien le venga en gana.
Dijeron que iban a distribuir equitativamente la riqueza y resulta que han repartido igualitariamente la pobreza porque a los ricos los quieren volver pobres y a los de clase media hundirnos en la miseria.
Y ya para cerrar con broche de oro, al senador Sabino Herrera Dagdug, presidente de la Comisión de Ganadería en el Senado de México, se le relaciona, presumiblemente, con el robo y contrabando de semovientes.
Ricardo Monreal, a su vez, le da rienda suelta a los excesos durante sus vacaciones en España.
Esa es la realidad de un país que fue engañado y que ahora, los defensores del régimen se podrían convertir en cómplices de la desgracia nacional.
Sassón
Tiene toda la razón Alito Moreno, en Morena nadie puede negar que son un narcopartido. Ahí están las evidencias y, peor aún, todavía los defienden y hay jueces que se han tomado la molestia de amparar a Hernán Bermúdez y Ulises Pinto para que no sean sometidos a juicio.
