✍️ Eugenio Hernández Sasso
A como están las cosas, Tabasco ha dejado de ser Laboratorio de la Revolución y se ha convertido más bien en recinto del huachicol y escuela del crimen.
En estos tiempos muchos quisieran sepultar la frase célebre de Francisco J. Mújica, “Señores: hay que tabasqueñizar a México”, refiriéndose a tomar el ejemplo del pueblo capaz de violar las leyes que se oponían al progreso del otrora edén del trópico.
Sin embargo, después del malísimo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la persecución de Hernán Bermúdez Requena por todo el mundo y la presunta complicidad del ex gobernador Adán Augusto López con su ex secretario de seguridad pública, el aroma de Tabasco trasciende a vil pudrición.
El reclamo de la oposición es cómo Adán Augusto López no se enteró de las andanzas de Bermúdez, ni como gobernador ni como secretario de Gobernación. A Carlos Manuel Merino, menos se le puede endilgar la responsabilidad, toda vez que las malas lenguas, dicen, se la pasaba diariamente adorando al dios Baco.
La institución de inteligencia, dirigida también por el tabasqueño (para variar) Audomaro Martínez Zapata, prácticamente lució como discapacitada intelectual porque tampoco se enteró de nada.
Peor aún, Andrés Manuel López Obrador falló a su máxima de que el presidente todo lo sabe, todo lo ve y, entonces, aplicando esa misma lógica, nadie se libera de la complicidad cirminal.
Definitivamente los morenarcos ya no hallan qué hacer ni qué decir con el problema de Hernán Bermúdez Requena. Todo se les salió de control y ahora no encuentran la forma de exhonerar a Adán Augusto López y Carlos Manuel Merino.
Luisa María Alcalde negó que el ahora prófugo de la justicia fuera militante de Morena, pero en el momento en que con documento en mano la oposición le comprobó que sí, decidieron expulsarlo de sus filas.
Cómo cambian las cosas. Bien dicen que los carniceros de hoy se convierten en las reses del mañana. Con el caso de Genaro García Luna los que ahora gobiernan el país exhigieron hasta el cansancio que llamarán a cuentas al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, pero ahora se resisten a que sus correligionarios rindan cuentas.
¡Qué paradoja! Aquellos que antes eran garrote, hoy se han convertido en piñatas. Los que han pedido transparencia y rendición de cuentas a los «anteriores» ahora se blindan en la oscuridad con discursos protectores desde la dirigencia nacional de Morena, y desde el Senado de la República con posicionamientos que al final, si es que hay justicia, tendrán que desdecir.
Qué interesante. Pidieron enjuiciar a Felipe Calderón por el caso de García Luna y al ex presidente panista ni siquiera le revocaron la visa en Estados Unidos, pero a los que gobierna hoy están a punto de ser involucrados con narcoterroristas.
¿Si no son culpables de nada para qué se defienden tanto? Mejor que se dediquen a gobernar que buena falta le hace México. ¿Si no son culpables de nada para que sudan calenturas ajenas?
Por cierto ¿Por qué no ha salido a dar la cara por el partido de su propiedad Andy López Beltrán? ¿Será que ya se fue a esconder al rancho de su papá?
Qué penoso debe ser para una familia como la López Obrador y López Beltrán soportar el peso de todas las acusaciones públicas que tienen ahora, después de que eran ellos quienes se reían de sus antagonistas cuando les inventaban mentiras y las hacían circular a través de sus textoservidores.
Esperemos que pronto alguien de los políticos que se encuentran desaparecidos salgan a dar la cara y le expliquen al pueblo (su patrón), qué fue lo que pasó en Tabasco y en todo el país en materia de violencia y criminalidad. Es lo menos que deben hacer.
Sassón
¿Será que los ex secretarios de gobierno de Tabasco José Antonio de la Vega Asmitia y Guillermo Arturo del Rivero León tampoco se dieron cuenta de que el cártel de La Barredora era liderado por Hernán Bermúdez? Con los antecedentes que los políticos de ese estado han dejado en el país ¿habrá algún ciudadano de bien que pretenda tabasqueñizar a México?