✍️ Eugenio Hernández Sasso
Como parecen estar las cosas en México, todo apunta a que Andrés Manuel López se habría convertido prácticamente en el verdadero jefe de la mafia en el poder.
Por un lado, tenía de secretario de Gobernación a Adán Augusto López –su brother– quien presuntamente mantenía relación directa con mafiosos; y por el otro, a Alfonso Romo, señalado de lavar dinero a través de la casa de bolsa Vector.
Si se comprueba, además, que el régimen pactó con líderes criminales, entonces la lógica indicaría que Morena gobernaba todo el país porque contaba con un operador mafioso a cargo de la política interna y con un cártel –o varios– que operaban elecciones.
En la novela El Padrino, Vito Corleone anhelaba preservar el poder y la seguridad de su familia, que su linaje tuviera un negocio legítimo que representara su estatus, aunque esto implicara un camino de violencia y corrupción para mantenerla.
Algo parecido sucedió en México a partir del 2018. López Obrador se dispuso a llegar a la presidencia (con su familia) y para ello formó una estructura política y financiera de lo más organizada posible. Con ella se capitalizó para costear marchas, mítines y demás eventos como principal opositor a gobiernos del PRI y el PAN, que entonces se alternaban el poder.
Sin embargo, le hacía falta algo para llegar: pactar prácticamente su alma con el crimen. Sabía que de esa forma podría conquistar el poder absoluto y nadie se atrevería a cuestionarlo, por lo menos en México.
Los cálculos le fallaron. La soberbia lo llevó a enemistarse con periodistas y medios que, a la postre, empezaron a investigar y evidenciar la red de corrupción que presuntamente representaban sus hijos, familiares y amigos.
A la familia López Obrador–López Beltrán le empezó a parecer interesante el estudio sobre el poder, la estrategia empresarial y el control de recursos a través de dudosas maniobras. Hoy, hasta sus obras insignia están totalmente cuestionadas.
Desde luego que, al originario de Macuspana, Tabasco, no le faltó astucia, ingenio ni la operación de una jerarquía mafiosa a su favor. El problema es que nunca pensó que Donald Trump volvería a la presidencia de Estados Unidos y empezaría a embestir a sus presuntos aliados.
Ahora México sufre las consecuencias. Mientras se averigua si es verdad o no todo lo que se ha ventilado en medios, el país figura a nivel internacional como un “narcoestado”, con un narcogobierno infiltrado hasta en el Poder Legislativo.
Cada día que pasa, otras naciones recomiendan precauciones al visitar México, pues el crimen mantiene secuestrada la paz. En algunas entidades los gobernadores intentan combatirlo con sus propias estrategias y han logrado recuperar, en parte, la tranquilidad.
¿Qué habría dicho o hecho Morena si otro partido gobernara México? ¿Qué acciones habría tomado para echar del Senado a Adán Augusto, aunque no hubiera pruebas en su contra?
Nadie olvida que cuando López Obrador perdió las elecciones al gobierno del estado de Tabasco, en dos ocasiones, organizó marchas, bloqueó pozos petroleros e incitó a no pagar la energía eléctrica, sin que Pemex y CFE tuvieran nada que ver con su problema político.
Ahora la oposición presenta denuncias ante la Fiscalía General de la República y exhibe ante instancias internacionales una persecución de parte del gobierno. ¿Será suficiente para evitar una dictadura?
Las reformas legales que necesitaba el grupo gobernante se aprobaron sin obstáculos. Ahí está la del Poder Judicial que dio sus frutos el pasado 1 de junio y entrará en vigor el lunes 1 de septiembre con ministros a modo.
Además, la reforma electoral que busca acabar con el INE, los Organismos Públicos Locales y las curules y escaños plurinominales ya dio su primer hervor. Una vez que rindan protesta los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no sorprenderá la convocatoria para un nuevo constituyente.
Sassón
Con todos los sucesos y mala imagen que México tiene actualmente en el mundo ¿qué representa? Si los mexicanos no son capaces de defenderse de los políticos mentirosos y corruptos, ¿podrán defenderse de una “soberana violación” de Estados Unidos?