✍️ Eugenio Hernández Sasso
El triunfo de Fátima Bosch en el certamen Miss Universo 2025 representa un momento de sosiego a los acontecimientos políticos del país, puesto que este tipo de eventos desata felicidad entre la población y distrae a las familias de la tensión que se vive día con día por la lucha entre partidos.
Desde el principio, la tabasqueña convertida en el símbolo de la belleza femenina mundial centró su mensaje en la fe. De ahí que tanto en el concurso Miss Universo México como en Miss Universo 2025, empleó la frase: «Porque los sueños se convierten en realidad y porque Dios así lo quiso».
Para un país como México que enfrenta desafíos significativos de violencia y división social, este llamado a la renovación espiritual, individual y colectiva, se considera fundamental para sanar las heridas de la sociedad.
Lo cierto es que Fátima siempre fue auténtica en sus participaciones en el concurso y no tuvo que imitar a nadie en el discurso, ni en la vestimenta de las demás aspirantes a ese título de belleza mundial.
A Fátima solo le bastó levantar la voz, defender su integridad cuando se sintió amenazada y responder con seguridad a las preguntas que le hicieron los jueces.
Con eso fue suficiente para ganarse la simpatía y el corazón del mundo entero y conquistar al jurado que la coronó como reina de la belleza universal.
Ahora le tocará desempeñar un papel protagónico en diferentes países, donde seguramente llevará íntegro y hará realidad el mensaje que proclamó en la pasarela.
Su respuesta a los jueces quedará escrita en la historia y servirá para impulsar a muchas mujeres que, por distintas razones, se han sentido avasalladas por las circunstancias. Será un ejemplo para aquellas que, en ocasiones, se han rendido ante la adversidad.
La Miss Universo 2025 dijo: «como mujer y como Miss Universo quiero alzar mi voz y quiero ponerla al servicio de los demás, porque hoy en día estamos aquí para alzar la voz, crear el cambio y tener todo fuerte, conciso, porque somos mujeres que debemos pararnos; las mujeres que logramos pararnos con valentía somos las que hacemos historia».
Esta mujer vale oro, pues aún con el padecimiento de Trastorno por Déficit de Atención e hiperactividad y dislexia que sufrió de niña, no se quedó estancada. Las circunstancias no la detuvieron. El bullying del que fue víctima en su etapa escolar no aniquiló sus sueños.
Fátima Bosch nunca creyó lo que los demás le dijeron, sino lo que Dios le decretó a través de su abuela: «lo que tú eres es un regalo de Dios para ti, pero en lo que te conviertas es un regalo de ti para Dios».
En este momento, Fátima ha visto el resultado de su esfuerzo, aquel cuando debía hacer 20 veces cada cosa; no salía los fines de semana a la fiesta porque debía tener tutores. En ningún momento se victimizó, sino siguió adelante en busca de hacer realidad su visión.
A la mujer más bella del mundo quizá le costó el triple hacer lo que normalmente hace cualquiera de aquellas mujeres que se conforman, pero jamás reprobó un examen en la escuela, tampoco fracasó en lo que se propuso.
Participó como embajadora de Teapa en 2018 y conquistó la Flor de Oro en Tabasco, su estado natal. Participo en Mis Universo México y triunfó. Este 20 de noviembre concursó en Miss Universo 2025 y logró que su cabeza fuera adornada por una corona de 5 millones de dólares.
Su historia de vida se ha convertido en un verdadero ejemplo de superación para quienes padecen cualquier tipo de problemas que muchas veces se convierten en limitaciones. Ahora también representa un símbolo de unidad familiar. Las imágenes publicadas así lo refieren.
Por eso a México, y mucho menos a Tabasco, le importa el pleito político entre partidos. Nadie está pensando qué dice la oposición o el gobierno. Todo el pueblo está feliz de tener a Fátima como la Miss Universo número 74. ¿O me equivoco?

