✍️ Eugenio Hernández Sasso
De acuerdo al discurso de toma de protesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, las cosas no pintan color de rosa para México en varios sentidos.
Es más, el panorama se torna bastante oscuro ante la crisis de la frontera Sur, el cambio de nombre al Golfo de México y la designación de los carteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, factores que, para nuestro país, contrastan rotundamente con el arranque de la “era dorada” de la nación más poderosa del mundo.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum diga que “hay que guardar la calma”, o que “México no tiene por qué agachar la cabeza”, o que “estamos preparados”, el retorno del programa “Quédate en México” complicará intensamente la situación en materia de migración.
Por principio de cuentas, Trump declaró una emergencia en la frontera de México y Estados Unidos y anunció la movilización del Ejército hacia toda esa franja, con el propósito de frenar el paso de extranjeros.
“Primero declararé una emergencia nacional en nuestra frontera Sur, todo ingreso ilegal será detenido de inmediato. Mandaré a la frontera para rechazar la desastrosa invasión de nuestro país, conforme a las órdenes que también se designarán los cárteles como organizaciones terroristas”, precisó.
El gobierno de México tendrá que demostrar que tiene la capacidad para dialogar, negociar, acordar y consensuar con quien ha pasado ya, de las amenazas a través de su discurso de campaña, a los hechos con acciones como gobernante.
“La era dorada de Estados Unidos empieza en este instante. A partir de hoy, nuestro país florecerá y volverá. EU será respetado ante todo el mundo, seremos la envidia de todas las naciones, y no permitiremos, no, no permitiremos que se aprovechen de nosotros nunca más ante cada día del gobierno.
“Como la nación más poderosa y más respetada del planeta y que inspirará la admiración del mundo entero, en poco tiempo cambiaremos el nombre del Golfo de México, al Golfo de Estados Unidos”, insistió.
Trump, a sus 78 años de edad, ocupa por segunda ocasión la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica y se prepara a llevar a cabo cambios drásticos en las políticas gubernamentales sobre inmigración, economía y comercio.
En la víspera, el domingo, en un discurso que disertó en el Capital One Arena, de Washington D.C., el presidente estadunidense recalcó que «para cuando el sol se ponga mañana, la invasión de nuestro país se habrá detenido». Frase que fue muy aplaudida y celebrada por la concurrencia.
También advirtió que, a partir de ayer lunes 20 de enero de 2025, actuará con una velocidad histórica y solucionará todas y cada una de las crisis a las que se enfrenta su país.
Sin jugarle al pitonizo, esto podría significar que Donald Trump, a sus casi 80 años y como presidente por segunda ocasión, solamente quiere dejar un legado histórico mediante el que se le recuerde como el presidente que defendió a capa y espada los intereses de su nación.
Al multimillonario estadunidense no le importa la crisis que pueda generar a México atiborrándolo de migrantes ilegales, y, en un caso más extremo, hasta intervenir en nuestro país para bombardear laboratorios de fentanilo, lo único que le interesa es trascender y convertirse en un referente para quienes lo sucedan en el cargo.
Sassón
Si ya saben cómo es el líder republicano ¿por qué no lo buscaron antes de que asumiera el cargo de presidente número 47 de EU? Pudieron haber negociado con él y suavizar, por lo menos, las acciones que pretenden emprender, las cuales se convertirán en un verdadero dolor inguinal para México. Definitivamente hace falta diplomacia.