- Eugenio Hernández Sasso
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, enfrenta a dos fuerzas poderosas que presionan a su gobierno: Estados Unidos y Andrés Manuel López Obrador. Una lo hace desde el exterior y la otra desde el interior del propio partido gobernante.
Donald Trump aprieta desde el país más potente del mundo para encarcelar a líderes de cárteles elevados a rango de terroristas, en tanto López Obrador defiende con abrazos, desde su anterior mandato, a quienes han acribillado a balazos la paz y la tranquilidad del país.
Con los gringos la presidenta no quiere mayores problemas y, ante el pueblo de México, invoca el himno nacional como escudo para detener cualquier injerencismo. Contiene con dichos el intervencionismo, pero México está prácticamente invadido por el país vecino.
En su afán por desvirtuar la realidad, Sheinbaum descalifica la marcha convocada por la Generación Z, a la cual hay que tenerle respeto porque, con su participación, ha causado cambios en algunos países asiáticos y africanos, principalmente.
El problema es que al relacionar a la convocante Generación Z con intereses políticos de Ricardo Salinas Pliego y Claudio X. González, podría empeorar las cosas y generar mayor descontento.
No sea que la presidenta pretenda apagar el fuego con gasolina y en vez de disminuir las llamas incremente la conflagración.
De esa forma podría hacerle el favor a su principal adversario enmascarado que la quiere enviar a su rancho (La Chingada), para recuperar el control que sugiere perdido, o por lo menos disminuido.
En los últimos días ha crecido la especie de que desde Palenque se ha orquestado una estrategia de desestabilización para revocarle el mandato. Todo puede ser.
De ahí que también tiene lógica la estrategia presidencial de homologar la consulta de revocación con las elecciones constitucionales de 2027, toda vez que se aprovecharía la operación política desde la Presidencia para salir triunfante.
En realidad, el problema del actual gobierno de Morena no es la oposición externa. No es la de los partidos políticos ni los empresarios mencionados; vaya, no es ni siquiera la ultraderecha, los neoliberales o conservadores que tanto se mencionan, la amenaza más grave es la oposición interna, esa que ha visto afectados sus intereses por el nuevo estilo de regir de la primera mujer presidenta.
Por ejemplo, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es una organización magisterial que en el sexenio anterior no hizo manifestaciones importantes. Su elevado grado de violencia permaneció apagado.
Sin embargo, apenas empezó a correr la versión del complot en contra de la jefa del Ejecutivo Federal, la CNTE recuperó el aliento, se lanzó a las calles y armó un conflicto en las afueras del Palacio Nacional.
¿Cuál sería el descontento de Andrés Manuel López con su sucesora? Probablemente que no se ha sometido en materia de seguridad y Omar García Harfuch a contradicho, con sus acciones, el exterminio del huachicol y el incremento de la delincuencia que durante su mandato negó.
Esto demuestra que la imagen del “mejor presidente de México” ha sido fuertemente abollada por la evidencia de corrupción y relación con carteles del narco. El discurso, en todas sus aristas, se ha diluido y eso causa furor en el ex presidente de México.
Sassón
La marcha de la Generación Z y el respaldo a Carlos Manzo, expresidente de Uruapan, Michoacán, podrían ser la chispa que encienda la mecha de un imparable movimiento. El hartazgo de las nuevas generaciones se empieza a manifestar y no bastará con la “presión” del bienestar a los abuelitos para controlarlos.

