✍️ Eugenio Hernández Sasso
Al senador Adán Augusto López Hernández se le ha cerrado el cerco. En la medida que pasan los días se convierte en un problema indefendible para la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ya debería analizar el costo político más barato: quitarlo del Senado o sostenerlo a costa de representar una falla estructural que podría provocar el derrumbe no solo de Morena sino de la Cuarta Transformación.
Primero, el 30 de julio, Alejandro Moreno Cárdenas denunció penalmente al coordinador de los senadores de Morena en el Senado, ante la Fiscalía General de la República (FGR), por presuntos vínculos con Hernán “N”, ex secretario de seguridad pública en Tabasco, acusado de ser líder del grupo criminal La Barredora.
El pasado lunes, la panista María Elena Pérez Jaén presentó en la Cámara de Diputados una demanda de juicio político en contra del ex secretario de Gobernación, por presuntos actos y omisiones que favorecieron las actividades criminales cuando fue gobernador de Tabasco, entre enero de 2019 y agosto de 2021.
Desde Tabasco, ese mismo día, el gobernador Javier May sentenció: “se ha garantizado cero impunidad. No hay intocables, quienes cometen un delito se aplica la ley. Esperamos que, por muy dura que sea, la verdad se tiene que saber”.
El martes, en conferencia de prensa, Alito Moreno hizo públicas las denuncias que ha interpuesto ante el FBI y la DEA en contra de López Hernández, “por sus evidentes vínculos con el crimen organizado y su participación en el huachicol, contrabando y lavado de dinero”.
En ese momento el problema escaló otro nivel porque el líder priista presentó el organigrama de lo que llamó el “Cártel de Macuspana”, encabezado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador e integrado por narco gobernadores, La Lavadora, huachicol fiscal, La Barredora, Segalmex, el clan de Andy y algunos financiadores de campañas.
Ahí se exhiben nombres de empresarios, hijos del huésped de La Chingada, ex funcionarios y elementos de la Secretaría de Marina. Pareciera que el fuego encendido desde el 12 de julio por el general Miguel Ángel López, ex comandante de la 30 zona militar, se pretende apagar con gasolina.
Analistas de distintos medios de comunicación hacen sus razonamientos en función de filtraciones informativas. En ellas prácticamente ven a Adán Augusto en la cárcel o por lo menos perseguido por autoridades mexicanas y estadounidenses para que pague por sus presuntos crímenes, sin embargo, el gobierno de la república argumenta un “linchamiento mediatico”.
La verdad es que la ex corchoalata tabasqueña se ha convertido en un grave problema para el “movimiento”. Ya es como un tumor en las partes nobles masculinas. Ha sido la evidencia más palpable de que el enemigo número uno de la Cuarta Transformación no es la oposición, sino distinguidos militantes del partido Morena.
De dichos ya mejor ni hablar, porque ante la crisis actual todo lo que en el pasado comentaron los líderes del nuevo régimen cobra singular vigencia.
Por ejemplo, aquello de que el presidente de la república sabe todo y si no es porque se hace tonto o es cómplice, le queda como anillo al dedo a la administración pasada. Ojalá y no lo retome la actual.
También los argumentos que en su momento la dirigente nacional del partido vino tinto, Luisa María Alcalde, esgrimió para referirse al caso de Genaro García Luna en el gobierno de Felipe Calderón, son un traje a la medida para los hechos de ahora.
Lea usted: “el cinismo absoluto cuando dentro de su gabinete él había nombrado a una persona vinculada con el crimen organizado. Y todavía, digo, nada más para sacarse esto del pecho, porque la verdad que da un coraje…, ahora sacó unos tuits y dice: pues yo no sabía nada, no tenía idea de que este cuate estaba… tenía vínculos, y uno se queda pensando, pues una de dos, si realmente no sabía nada y era el presidente de la república, pues en manos de quien estábamos; y si sí sabía y tuvo información, pues entonces también tiene responsabilidad”.
Sassón
De todas maneras, se comenta que el suplente de Adán Augusto en el Senado de la República, Oscar Palomera Cano –quien por cierto es secretario general de Servicios Administrativos en el Senado de la Republica desde hace un año– ya tiene bien planchado su traje para rendir protesta, toda vez que el ex gobernador tabasqueño pidió ser enviado a una embajada en Portugal, Lisboa, o París, Francia, con el propósito de darle una salida “digna”.
 
		
 
									 
					