✍️ René Alberto López
Los priistas gobernaron Tabasco aún estando en el poder Arturo Núñez y Adán Augusto y su mozo Carlos Merino. En esos 12 años el estado caminó hacia atrás. No sólo hubo un brutal estancamiento en el quehacer público, sino que se retrocedió en todos los aspectos.
Esos gobiernos contribuyeron a que se desconfigurará la Secretaría de Seguridad Pública, y nada hicieron en su momento por frenar la violencia. Fueron omisos, esto es, cerraron los ojos y dejaron pasar, dejaron hacer.
Por si fuera poco, la obra pública siguió envuelta en el manto de la vil corrupción, la infraestructura siguió en picada, el sistema hospitalario tocó fondo y la educación como el transporte público fueron un desastre.
El gobierno de Arturo Núñez se alzó el cuello con la construcción del mercado “José María Pino Suárez”, auspiciado por la federación. El período infame de la dupla Adán Augusto-Carlos Merino, solo entregó dos grises distribuidores viales inoperantes, también del gobierno federal. Esto es, Tabasco vivió 12 años de atrasos, pero como los responsables de esos fracasos eran políticos del otrora y rancio PRI, no pasó nada. La clase política tradicional, esto es, los que se consideran la “casta divina” de Tabasco, no se desgarró las vestiduras. En esos gobiernos, sobre todo en el de Adán y Merino, ni la panista-priísta Lorena Beaurregard de los Santos, ni el priistas-perredista Manuel Andrade, ni Roberto Madrazo, alzaron la voz. Tampoco reapareció en escena Pedro Jiménez León.
Callaron, porque son parte de esa mafia política que se formó en el PRI y que siguen adictos a sus vicios y mañas.
Hoy la “casta divina” de Tabasco y sus aliados pegan el grito en el cielo, porque al poder llegó Javier May, un político de las bases, de las entrañas del pueblo humilde y trabajador. Esos no lo perdonan los que se creen “iluminados” y tocados por la divinidad política. Así las cosas, hoy los agoreros del desastre ven en Tabasco todo lo malo que apenas el año pasado no se atrevieron a vociferar, pero esa “casta divina” y sus socios se van a quedar esperando que le vaya mal al actual gobernador.
Javier May, hoy por hoy, tiene el vigoroso blindaje del trabajo diario, sin descanso, en todas las comunidades y colonias de Tabasco, respaldado por casi 900 mil votos de los tabasqueños. Casi nada. Dijera un morenista: “le van a hacer lo que el sol a Juárez”. Ahí se las dejo.