René Alberto López
No construyeron un capital político capaz de ganar la gubernatura, pero llegaron al poder creyéndose una popularidad que en realidad era tan frágil como los resultados que lograron al final de sus desafortunados sexenios.
Arturo Núñez y Adán Augusto son dos ex priístas que tuvieron el acierto de contar con el cobijo de AMLO y con ese respaldo conquistaron su sueño de llegar a la Quinta Grijalva, claro, para desgracia de la población, y cometieron el equivoco de desechar a los hombres y mujeres que habían luchado con el afán de sacar al PRI del poder en Tabasco.
Así, Núñez y Adán se convirtieron en intrusos y encabezaron dos gobiernos de “izquierda”, y bajo esa farsa inaudita integraron sus equipos con amigos y conocidos, desechando como servilletas usadas a los luchadores del movimiento social en Tabasco.
Núñez Jiménez, apropiándose de popularidad ajena, en una embriaguez de poder privilegió en su gabinete a los afiliados al membrete ese llamado “José María Pino Suárez”, que él había formado, olvidándose de los lopezobradoristas.
Sus resultados fueron desastrosos. Tanto es así que un grupo de mujeres, el 20 de noviembre de 2018, le reclamó por el “cambio verdadero” que prometió y, ufano respondió Arturo Núñez que deberían ir con el oculista, cuando era él a quien le urgía una cirugía mayor con el oftalmólogo para que viera el fracaso de su gobierno.
Adán Augusto en la gubernatura, una copia fiel de Núñez, aplica la misma fórmula. El desprecio a quienes combatieron por años al viejo PRI. El primer agravio que asesta a los fundadores fue nombrar en su gabinete a José Antonio de la Vega Asmitia, como secretario para el Desarrollo Energético, y terminar en la secretaría de Gobierno, precisamente el político que como panista arremetía con todo en contra de AMLO. Claro, hay memoria.
Dejar a una persona neófita en la gubernatura fue la otra gran animalada de Adán Augusto, así como una falta de respeto a la investidura de gobernador y al pueblo tabasqueño. Por eso, su nombre también va directo al basurero de la historia.
Y es que la ambición inmunda, desmedida de Núñez y Adán Augusto los arrastró a llevarse todo el pastel del gobierno, infectando sus administraciones de amigos, compadres y familiares.
Por eso, al pasar los meses y los años en sus infames sexenios, fueron perdiendo la “popularidad” que era quebradiza, inconsistentes, hasta terminar cargando sobre sus humanidades el repudio generalizados de los tabasqueños.
Hoy tanto Adán Augusto como Arturo Núñez, pueden hacer política en el ámbito nacional, donde pocos les conocen sus mañas, sus ambiciones, su mediocridad y fracasos, pero jamán en su tierra Tabasco, donde lugar en el que se paren, recibirán el escarnio de un gran sector de tabasqueños.
Así las cosas, en Tabasco la elección de Morena, en la que el sábado último los consejeros de la organización nombraron a Jesús Selván García presidente estatal del partido, con ese hecho los fundadores cerraron el círculo, y hoy es una realidad que ostentan el poder en el gobierno estatal y en el partido.
Tuvieron que pasar 12 años, después de la caída del PRI en estas tierras (2012), para que aquellos que dieron la cara y pusieron el pecho para combatir a los priistas, esto es, los fundadores del real movimiento lopezobradoristas, por fin tomaran el poder en la tierra del poeta Carlos Pellicer.
Por eso, aquellos políticos a los que aún les corre en las venas el rancio y putrefacto priismo, (y panismo) en el que se enriquecieron de manera brutal, y, esas sus fortunas mal habidas los llevó a nunca más trabajar –“viven de sus rentas”—hoy son los principales críticos del gobierno que encabeza Javier May. Están muy dolidos, porque ya bailaron, pero rehúsan sentarse. Ahí se las dejo.